lunes, 9 de diciembre de 2013

¿Qué harías con los delincuentes si fueras presidente?

Mientras caminaba acompañada de una de mis primitas (la más ocurrente), sentí que debía contarle algo que le agradé y entonces decidí recitarle una poesía de Madariaga que para mí es muy bonita "El sol quiere bañarse". Claro, le hice una pequeño modificación, porque no la recité precisamente, sino qué se la conté como un cuentito. 
Mientras le contaba, era inevitable escuchar sus preguntas, sus cuestionamientos de niña y era muy agradable escuchar todo lo que su cabecita pequeña podía imaginar. Algunas preguntas eran muy graciosas. 
Al finalizar la breve poesía, nos dimos cuenta que habíamos avanzado bastante, y debo suponer que para sus pequeños piecitos había sido toda una maratón. De pronto nos detuvimos en un semáforo, me quedé mirando a la multitud de gente que estaba frente a nosotras (del otro lado de la pista) y le pregunté: ¿Ari, qué ves?. ella, agarrando mi brazo también estaba mirando al frente y respondió: "Mucha gente... Me da miedo". Me quedé pensando un rato en su respuesta y antes de que yo pueda preguntar, ella hizo dos preguntas: 
¿Qué harías con los delincuentes si fueras presidente? 
¿Los matarías?. 
La miré y no pude darle una respuesta rápida, porque estaba sorprendida por sus preguntas. Traté de hilvanar algunas ideas y formar una respuesta para ella, una niña chiquita, y qué además es mi prima. Respondí primero a su segunda pregunta: "No los mataría". Ella pregunto ¿ Por qué?, le dije que son seres humanos, personas, que cometen errores, igual que ella, a pesar de ser chiquita, e igual que yo, a pesar de ser grande y supuestamente haber aprendido en mi crecimiento. Para ese entonces ya me estaba empezando a preparar para su demás preguntas, pero ella cerro el tema con su respuesta: "Si yo fuera presidente, tampoco los mataría, pero los mandaría a un país donde vivan todos los delincuentes y puedan ver que hacen cosas malas que no se le deben hacer a las personas buenas". 
La miraba de reojo mientras caminábamos y no podía evitar emocionarme con su respuesta tan inocente, ingenua y deseosa de que las personas aprendan a respetar y ser buenas. 
Creo que tenía mucho que enseñarme hoy.