Hay días en que uno prefiere quedarse en cama, perder la cuenta de los días... olvidar la realidad, y eso quisiera ahora.
No te he visto tanto como me hubiese encantado, no pude comprarte todos lo helados que faltaron ser pedidos, no pude bailar mas contigo luego de la boda por los 50tas... No pudimos hablar extensamente por teléfono en año nuevo, pero todos esos poquitos que hubieron hicieron mucho por hacer que el cariño y aprecio crezcan... Me ha dolido tu partida, esas partidas que suelen ser mejor sin despedidas, aunque ahora sienta que me ha faltado conocerte tanto.
Si querías abrir las alitas, te felicito, escogiste el mejor momento... era tu momento y tenías derecho a elegirlo. He pensado que en realidad no tenemos miedo a la muerte, sino al sufrimiento que puede producir esta, sólo deseo que no hayas sufrido, no lo merecías.
Gracias por regalarme los recuerdos tan bonitos, con paz, calma, aprecio inmenso, serenidad y dejarme esa huellita de todo tu ser.
Abu, vuela por donde quieras, un día estaremos en la misma psicodelia, donde lo último que abre las alas será el cerebro.
Yo.