martes, 20 de agosto de 2013

Margarita.

Conozco a muchas personas a las que les cuesta reconocer la necesidad de un tratamiento psicológico, conozco también a las personas que asisten a uno y lo niegan u ocultan, finalmente conozco a otro grupo minoritario que asiste al psiquiatra... ellos si me han contado, osea no ocultan su situación.



¿Y yo?

Bueno, yo también visito al psicólogo cada que mantengo una interrogante por mucho tiempo, en algún momento pasé de psicología a psiquiatría. En realidad no entendí porque, jamás me haría daño, nunca tome las pastillas que me suscribieron, de hecho tenía problemas, pero aún así, sabía que no era necesario (disculpe doc).
Cambie de psicólogos  pero había una, una que por estar cerca, me resultaba más fácil consultar.
Ella hacía las cosas diferente, me dejo ir, volver, hacer mis preguntas.
Cuando el tiempo pasaba y perdía la cuenta, ella ya era una persona en quien confiar.

Si me ve recostada en el pasto, sabe que algo estoy pensando, si de pronto me paro en la puerta de su oficina y le digo: "Marga, hoy estoy feliz". Me responde: "Lo sé, ahora haces feliz a otros"

Lo siguiente son nuestras sonrisas.  

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