Una vez leí que el lugar más propicio para crear una necesidad de comunicación eran los trenes, esto debido a que los asientos están ubicados de una forma en la cual hace que las personas se encuentren frente a frente.
Bueno, es complicado (luego de una semana ocupada) llegar al domingo, salir temprano y abordar el metropolitano con una cantidad regular de pasajeros. Por tal razón siempre he preferido ubicarme cerca de las puertas, sobre todo si son amplias.
Y empezó la ruta y con ella una singular interacción.
Estaba ubicada tan cerca a la puerta que cuando esta debía abrirse, tenía que dar un paso adelante para evitar lastimarme. El mismo paso que daba, era casi imitado por el joven que se encontraba frente a mí, ambos debíamos dar un paso adelante que nos aproximaba de una forma intimidante.
El bajada la mirada con la cabeza ladeada y yo la giraba hacia un lado mirando la nada.
Repetíamos el acto por cada paradero, pero aunque parecíamos no observarnos, en realidad lo hacíamos de una forma tontamente disimulada.
Mis observaciones: Cabello ondeado negro, ojos grandes con pestañas curvas, labios delgados, parka verde olivo, camisa de cuadros azules, pantalón jeans y zapatillas oscuras.
Nuestros pocos intercambios de mirada causaban cierta ansiedad en mí y sospecho que en él también.
Finalmente ya estaba mi paradero cerca y hace mucho que podríamos haber cambiado de lugar. Me alisté para bajar y percibí como ahora sí me observaba fijamente.
Se abrieron las puertas, lo miré y le dije "Chau". El esbozó una ligera sonrisa.
Mi cuestionamiento vino después:
¿Por qué la mayoría de personas quiere vivir desconectada de lo que sucede a su alrededor?
Ese "Chau" al final de la relación fugaz de "a tren" suele ser más lastimero que un adiós luego de una relación estable entre dos personas. Luego de quedarte en solitario sueles autoreprenderte por el hecho de no haber continuado con la charla, con los miramientos, flirteos o lo que fuera...
ResponderEliminarEl tren, los trenes, el sonido deliciosamente conmovedor de sus rieles nos hacen doler, a veces un poco el corazón
Besitos Day !
Mac.
Entiendo Macu, aunque en esta ocasión no había intención de un flirteo, era conspiraciones de la vida que gravitaban cerca de dos órbitas, dos universos desconocidos.
ResponderEliminarRespecto a las delicias que ofrecen los trenes, te doy toda la razón, los tengo en mi cabeza como parte de la imaginación y realidad. Seguro un día verás mi mano acariciando el aire trepada en uno.
Gracias por la vuelta.