*Voy a iniciar el post pidiendo que por favor den play al video compartido
Hoy, luego de permitir irresponsablemente
pasar un día, sin intención de hacerlo, visite al dentista, muy amable, muy
tranquila, pero eso no fue lo anecdótico, por cosas de la profesión sabía cual
era la rutina... Mi aventura imaginaria empezó, justo cuando
me recosté en la silla con las fuertes luces blancas intimidando mis
ojos, el techo blanco se unía a ellas. Fue hasta ese momento cuando pude
concentrarme en la música que reproducían en el ambiente, me agrado
que fuera de los ochentas (tipo de música que escucho casi al 95%), curiosa
como siempre de inmediato pregunte que radio era, la respuesta fue http://www.sky.fm/ . Gracias Doc.
Se puso los
guantes, se acerco a la sillita que estaba a mi costado, se sentó, saco de su bolsillo el
controlador de su reproductor y dio play. Me pusieron los lentes.
Mientras el doctor
trabajaba y yo, ya con los ojos cerrados y bajo el efecto de la anestesia,
pensaba en nada, empecé a agudizar mi canal auditivo y en realidad fui cayendo
en lo sublime de lo que escuchaba, de hecho no era algo que escuchaba por
primera vez, pero si se estaba convirtiendo en la primera vez que me
transportaba tan gratamente...
Había tenido esa luz molestando mis ojos, pero de pronto se convirtió en un recuerdo, que jugando con la imaginación, pasó a ser el inicio de un camino, tan lejano a esa silla, donde mi cuerpo se permitía caminar descalza sobre lo que parecía arena, pero dejaba de serlo al sentirla tan suave, recordé las nubes de mis paseos y los viajes sobre ellas, invadieron los momentos armónicos de mis días... era dulce construir o reunir un poquito de diferentes recuerdos para acompañar lo que estaba escuchando.
Logre desconectarme de un lugar real, para conectarme a uno mágico. Logré olvidar mi rostro adormecido por la anestesia, para formar una sonrisa delicada. Logré dejar mi cuerpo en esa camilla, mientras yo corría en ese no se donde que tan mío fue.
Comparto la inspiración de mi tarde: Alan Silvestri, Forrest Gump suite
cuánto nos puede doler dulcemente oír una melodía que nos evoca hacia algo o alguien, al darle al play de forrest Gump Suite, no quise perderme la tentación de sentir de nuevo a Bob Dylan o al conmovedor Blowin in the Wind cantado por la inacabable Joan Baez o de nuevo a deleitarme de placer y ternura ciega con esa escena en la que Forrest baila ingenuamente maravillado con Jenny el Sweet Home Alabama.
ResponderEliminarCuánto de placer nos hace sentir algo que está hecho con un poco de humanidad y vida. Gracias por el recuerdo Day, y que esas visitas al dentista sean menos frecuentes y más seguidas las charlas con la creación...
Mac
Gracias Mac. Es necesario un cargue mi cuaderno de apuntes.
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