viernes, 17 de mayo de 2013

Abotalandia

Ayer fue cumpleaños de una de las personas que ha cambiado muchas cosas en mi vida, una persona que se convirtió en motivación, unión, confianza, al igual que Tita Loca (la tercera mosquetera).


La persona que construye Abotalandia a quien por cosas de la vida y mi mala memoria para los nombres denominé Abotita (para conocidos y extraños), es una de mis mejores amigas, y eso que siempre me consideré como una chica de amistades gitanas. El conocerla me permitió parar con eso, y es que hay personas que traen tanta alegría, ternura y muchas ganas de compartir tiempo juntas.
Abo como le digo yo, es tan graciosa, no sabe mentir, tiene una voz tierna, inocente, de muy buen apetito, porque su ley es: La comida, es cosa seria, es una trome con las manualidades, se hace la dura, pero es muy sensible, tiene carita de una de persona bonachona, y tiene una gran facilidad para sacarle una sonrisa hasta al hombre de hojalata.
Es tan fácil sentirse cómoda con Abotita, ayer mientras hacíamos un brindis por su cumpleaños número 24 (de los cuales la conozco 5) su señorito enamorado y futuro esposo al cual llamamos Don gato, me dejo pensando, pues el nos agradecía a Tita y a mí por la fiestita sorpresa que le organizamos a su amada, con piñata, torta y globos. 
El confesó de una forma muy emotiva que jamás imagino el gran aprecio que demostrábamos al haber planeado todo, pero yo escuchando sus palabras me respondía y me decía: Sí, es cierto, pero el Sr. Gato no imagina lo grandioso que es el compartir tiempo, que si alguien debe estar agradecido debo ser yo. Las personas grandiosas que trascienden en la vida de una, no aparecen de la noche a la mañana, las personas que logran enriquecernos tanto no se las encuentra como a la luz del día, porque las personas que apoyan en la buenas, no tan buenas y logran transformar las malas, son especiales, y el hecho de tenerlas cerca y contar con una amistad tan solida como la que tenemos las tres, es lo mas grandioso que me puede pasar.
Ayer cuando esperaban un extenso discurso de mi parte, y que finalmente solo fue breve porque me ganaron las lágrimas, y es que estaban ahí las dos Elsita Tita e Iris Abotita, mirándome con sus miradas cómplices y sus ojos humedecidos por unas gotitas fugitivas, porque sé que sin decir palabras nuestros ojos hablaron y seguro que al igual que a mí se les vinieron tantos recuerdos.

Feliz año nuevo Abo, te quiero un montón amiga.

(pendiente casi un año)

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